The Many Futures of Water: Water on the Stock Exchange

February 23, 2021

Share news:

By Gonzalo MESCHENGIESER, AySA

In December 2020, many newspapers worldwide reported a news item related to water: Water is now listed on the stock exchange. An unprecedented fact that surprised us as it comes to one of the essential elements for life. The news opens a debate on a global level: what will then be the role of the water companies in this discussion?

The future of water is not defined. Perhaps because there is not just one possible future, but several. What happens to water from now on will depend on multiple factors and many actors; among them are the water companies. Depending on the region, some will have water aplenty. In contrast, others suffer from scarcity, turning every minute of access to this resource into a feat or, finally, will migrate to find water elsewhere or forced to innovate.

December 7, 2020, was an important day in the history of water management. For the first time in history, water is now traded on the Wall Street futures market, under the Nasdaq Veles California Water Index (NQH2O). This news made headlines across the globe and quickly spread through social networks to reach billions of people. At work, in chats and at the family table, everybody talked, like never before, about water. The water sector itself remained shocked, without a consensual response and with many, many doubts. Is the fact positive or negative? Does the universe of water change? Will our way of working evolve in other ways from now on? Can we, like the financial world, give certainty regarding the future of water?

Sifting through the ideas and sensations that the news brought out, two inevitable facts remain. No actor in the water universe was indifferent to the news. And we have an opportunity to build collective knowledge on some probable futures of water.

We start with the positive aspects. Water has broken into the global agenda (it was necessary). It does so from one of the nations with perhaps the most significant responsibility for the future of water (it is one of the two major world consumers and China). The fact in itself represents innovation and opens the route to financial markets. It may trigger the awareness to reduce the use and reuse of water. The latter is the main argument of the initiative.

The negative aspects are there, as well. There is a risk of speculation around a resource that many consider as a human right. The increase of water use in the industry and agriculture to the detriment of direct human consumption can be on the verge. Commercial operations can put the governance of water management in many countries at risk.

This novelty also could highlight several trends in the sector. One of them is the expansion of water companies’ responsibilities and activities. They are no longer only providing drinking water and sanitation services. They now carry out epidemiological surveillance, produce and even sell electrical energy, educate, exercise power at times, control the water sources’ quality, activate startups, and much more. Now they could have a notable influence on the performance of water in financial markets. They could even impact the future of the financing of their sovereign states, whose credit evaluations contemplate water management quality. The other novelty in the sector.

Finally, it is inevitable to reflect on the causal relationship between water futures price with the pandemic. Although it is a project initiated in 2018, it became effective during the pandemic’s second wave. Coincidence? Did the markets grab the many societal changes impacted by the pandemic as a fact that is here to stay?

And please, let’s not forget a few history lessons. When commodities began trading their futures on the world’s most important stock exchanges, they rapidly expanded to gold, wheat, gas or oil. And once established, the movements of “turns on and off” generated catastrophic events for society (the documentary Enron illustrates well the speculations on energy in California).

It is time to go back to our core purpose.

Los múltiples futuros del agua

By Gonzalo MESCHENGIESER, AySA

En el mes de diciembre una noticia vinculada al agua fue tapa en los diarios más importantes de todo el mundo. Un hecho inédito que no debería sorprendernos tratándose de uno de los elementos esenciales para la vida. Pero lo hizo. El agua ahora cotiza en bolsa y se abre un debate a nivel global. ¿Cuál será entonces el rol de las empresas del sector en esta discusión?

El futuro del agua no está escrito en ningún lugar. Tal vez porque no exista uno solo si no varios. La explicación es simple, lo que pase con el agua de aquí en más va a depender de múltiples factores y muchos actores. Entre ellos, destacados, las empresas del sector. Cuanta más dispersión haya respecto a la concepción del agua, más futuros tendrá esta. Dependiendo de la región donde se viva, nos tocará un futuro estimulante, en la que tengamos agua suficiente para vivir. Otros, en cambio, padecerán su escasez, conviritiendo en proeza cada minuto de acceso a este recurso o, finalmente, emigrando. Como y adonde se pueda.

El 7 de diciembre de 2020 fue un día bisagra para la historia de la administración del agua en el planeta. Este bien comenzó a cotizar, por primera vez en la historia, en el mercado de futuros de Wall Street, bajo el índice Nasdaq Veles California Water (NQH2O). De tal magnitud fue el impacto de la noticia, que fue tapa de los diarios más leídos del mundo entero, cuyos links se desparramaron rápidamente por las redes sociales de miles de millones de personas. En el trabajo, en los zooms de aquel día y subsiguientes y en la mesa familiar se habló, como nunca, del agua. El sector del agua propiamente dicho, permaneció shockeado, sin una respuesta consensuada y con muchas, muchísimas dudas. ¿El hecho es positivo o negativo? ¿Cambia el universo del agua? ¿Tendrá que evolucionar en otros sentidos nuestra forma de trabajar de ahora en más? ¿Podremos, como el mundo financiero, dar certezas respecto del futuro del agua?

Tamizando las ideas y sensaciones que arrojaron aquella noticia quedan dos cuestiones ineludibles. Ningún actor del universo del agua fue indiferente al hecho. Y estamos ante una gran oportunidad de construir conocimiento colectivo. Y comenzar a condensar, a través de la diversidad y la pluralidad de voces, algunos futuros probables del agua.

La primera disquisición, lo positivo y lo negativo del anuncio. Comenzamos por lo bueno: el agua irrumpe en la agenda global (era necesario), lo hace desde una de las naciones que mayor responsabilidad tiene en el futuro del agua (es uno de los dos grandes consumidores mundiales junto a China), el hecho en sí mismo representa una innovación (se abre una línea de trabajo: la financiera), podremos estar ante la oportunidad de que los países “ricos” hagan valer su voz (muchos de ellos son catalogados como en camino al desarrollo), se promovería un uso más eficiente de este recurso escaso (principal argumento de la iniciativa), entre otros.

Lo negativo: el riesgo de la irrupción de maniobras especulativas en torno a un bien considerado por gran parte de la humanidad un derecho humano, la prevalencia del uso del agua para actividades productivas vinculadas a la industria y la agricultura en detrimento del consumo humano directo, el comienzo de operaciones comerciales que pongan en riesgo la soberanía de muchos países.

Esta novedad, además, ha tenido la capacidad de poner de manifiesto varias tendencias que se vienen observando en el sector. Una de ellas, la ampliación del campo de acción de las empresas del sector del agua. Ya no se ocupan de brindar agua potable y servicios de saneamiento. Hacen vigilancia epidemiológica, producen y hasta venden energía eléctrica, educan, ejercen por momentos el poder de policía controlando que no se deterioren las fuente de agua cruda, promueven startups y mucho más. Ahora podrían tener una injerencia notable de la performance del agua en los mercados financieros. Y hasta decidir el futuro del financiamiento de sus Estados soberanos, cuyas evaluaciones crediticias comenzaron a contemplar la calidad de la gestión del agua. La otra novedad en el sector.

Por último resulta inevitable reflexionar de la relación de causalidad entre la cotización de los futuros del agua con la pandemia. Si bien es un proyecto que comenzó a trabajarse en 2018 fue puesto en funcionamiento durante la segunda ola de contagios que estremece al mundo. ¿Pura casualidad? ¿Los mercados vieron el cambio de hábitos de la humanidad como un hecho que llegó para quedarse?

Y, por favor, no olvidemos algunas lecciones de la historia antes de ponernos a trabajar. Cuando las commodities comenzaron a cotizar sus futuros en las bolsas más importantes del mundo, generaron un efecto expansivo. El oro, el trigo, el gas o el petróleo. Y cuando esto sucedió, los movimientos de “prende y apaga” generaron hechos catastróficos para la sociedad (muy bien reflejado este hecho en el documental Enron donde –casualmente- se especula con la energía en California). El cronómetro ya está encendido.

Es hora de ponerse a trabajar.

Gonzalo MESCHENGIESER, AySA